Ácido Láctico: Enemigo o amigo?


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Enric Llinares - Licenciado en Educación Física, Entrenador Personal


El lactato se produce constantemente durante el metabolismo pero, sobre todo, durante el ejercicio intenso. La concentración de lactatos en la sangre es de 1 o 2 mmol/l en reposo y puede aumentar hasta 20 mmol/l durante un esfuerzo intenso.

 

Durante el ejercicio intenso, cuando hay demasiada demanda de energía en los tejidos musculares y no hay suficiente disponibilidad de oxígeno en sangre (metabolismo anaeróbico), el lactato se produce más rápidamente que la capacidad de los tejidos para eliminarlo, aumentando así la concentración de lactato.

 

Aún y así, la producción de ácido láctico es un proceso beneficioso, porque durante la producción de lactato se regenera la dinucleótido adenina nicotinamida (NAD+), necesaria para la glucólisis y para que continúe la producción de energía (ATP), y así también el ejercicio.

 

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Al contrario de lo que mucha gente cree, el incremento de la cantidad de lactato no es causante directo de la acidosis (PH) ni es responsable de las agujetas. Esto se debe a que el ácido láctico no es capaz de liberar el  catión hidrógeno y, en segundo lugar, porque la acidez del lactato no se produce bajo condiciones normales en los tejidos vivientes. El lactato se elimina la gran mayoría poco después del ejercicio y se va empleando para producir energía durante el mismo.

 

La acidosis que muchas veces se asocia a la producción de lactato durante ejercicios extremos proviene de una reacción completamente distinta y separada. Cuando se hidroliza el ATP (se "separa" en agua), se libera un catión hidrógeno. Este catión es el principal responsable de la disminución del pH.

 

Durante ejercicios intensos el metabolismo oxidativo no produce ATP tan rápido como lo demanda el músculo. Como resultado la glucólisis se transforma en el principal productor de energía y puede producir ATP a altas velocidades. Debido a la gran cantidad de ATP producido e hidrolizado en tan poco tiempo, los tejidos se ven agotados, causando una caída del pH y produciendo acidosis. Éste es uno de los factores, entre tantos, que contribuye al dolor muscular agudo experimentado poco después del ejercicio intenso.

 

De todas maneras, estas reacciones metabólicas suceden de forma muy significativa en personas sedentarias que comienzan un programa o en deportistas que no están acostumbrados a trabajar a altas intensidades. Con el entrenamiento cada vez podrás retrasar más su acumulación y mejorar la capacidad de tu cuerpo para utilizarlo para obtener más energía.

 

En relación al trabajo de musculación muchas veces se escuchan advertencias acerca del ácido láctico que se acumula en los músculos, quema los músculos y hace que estos se cansen y se dañen. Vuelve a ser falso. Como hemos comentado anteriormente, el ácido láctico es en realidad un combustible. Los músculos lo elaboran a partir de la glucosa y lo utilizan para obtener energía. Las mitocondrias, las fábricas de energía de las células musculares, absorben y utilizan el ácido láctico para producir energía. El entrenamiento intenso aumenta la masa de las mitocondrias y hace que estas puedan metabolizar más ácido láctico y sus músculos puedan trabajar más duro por más tiempo.

 

 

Enric Llinares